Mindfulness y fibromialgia
Un paciente nos cuenta en primera persona su experiencia al sufrir Fibromialgia y como el Mindfulness ha sido una herramienta valiosa par cambiar su vida.
Hace cerca de 4 años, mi vida cambió. De ser una persona normal, activa, deportista,.... me vi en manos de médicos durante algo más de un año, de prueba en prueba, para ver qué me ocurría.
Me dolía todo el cuerpo, no todo a la vez, no con la misma intensidad, pero me dolía sin motivo aparente. Piernas, brazos, espalda, cuello, mandíbula,.... No había día que no sintiera un dolor distinto, un cansancio llevado al extremo o un agarrotamiento que casi llegara a incapacitarme.
Al principio lo intenté llevar con la normalidad que se le puede dar a algo así, máxime cuando comienzas a la vez la odisea de que los médicos determinen qué te está pasando. El dolor sumado a algunas pruebas hospitalarias y sus resultados acabaron de minarme.
En definitiva, hace año y medio me diagnosticaron de fibromialgia, entre otras cosas.
Y sí, yo era de los que no entendía ese tipo de enfermedades.
Ahora para mi desgracia, la conozco y entiendo.
Pero bueno, en diciembre de 2018 estaba pasando una de mis peores crisis de dolor y anímicamente estaba hecho polvo, ya que ya no era yo.
A pesar de intentar seguir con mi vida, mi trabajo, mis rutinas,.... tuve que abandonar muchas cosas que antes hacía y ahora simplemente me resultaban imposibles y dolorosas hasta el extremo de preferir estar todo el día posible acostado y sin salir.
Me convertí en una persona gris y malhumorada.
Un buen amigo me recomendó hacer un curso de Mindfulness (yo no tenía ni idea de qué era eso) pero me agarré a un clavo ardiendo por probar lo que fuera ya que la medicación diaria, a pesar de ser fuerte y conseguir paliar algo mis molestias también era contraproducente en otras esferas de la vida y no hacía el efecto que debía o al menos el que yo deseaba.
Afortunadamente realicé el curso de Mindfulness que imparte Bárbara y he de decir que me ha cambiado la vida.
Ya no percibo el dolor como antes. Es cierto que está ahí, que mi cerebro y mi cuerpo perciben y sienten el dolor, pero la sensación que tengo ahora de"control" y de atención plena del dolor y de lo agradable también en mi día a día es distinta.
De hecho, he conseguido bajar las dosis de medicación y percibo una intensidad de dolor soportable en el peor de los casos.
Y en mi rutina diaria, también he cambiado facetas que afrontaba de manera distinta.
En definitiva, he aprendido a vivir con una enfermedad y a ver todos los aspectos que antes no valoraba.
La meditación me ha cambiado la vida, en esta ocasión, para bien. Para mi bien y el de los que me rodean, por supuesto.
No puedo más que recomendar a todo aquel que se encuentre en una situación parecida, que no decaiga, pruebe el Mindfulness y sea constante. Le cambiará la vida.